jueves, 13 de octubre de 2016

Regreso al pasado.


EL CENTRO DEL UNIVERSO.

El centro del universo no es algo objetivo. Depende. Para los antiguos fue Roma. También lo es hoy para los católicos. Para los musulmanes La Meca. Para los hinduistas, budistas, jainistas y otros creyentes orientales es Benarés. Para muchos modernos Los Estados Unidos. Durante siglos y hasta el XVIII España. Y ha habido muchos. Ergo el centro del universo cambia con la gente y con los tiempos. Para la primera década de mis tiempos, los cuarenta, el centro del universo era para mí el Paseo Piojito.

El Paseo Piojito está en Huelva. Al pie de un cabezo en cuya cumbre está el chalet llamado de Quinito Roquetas, donde estuvo un castillo, creo. Y a su vera la iglesia de San Pedro, que antes fue mezquita.

Es un pequeño jardín situado frente a un edificio muy grande, de ladrillo visto, hoy abandonado que fue cuartel de la Policía Armada. Y antes mercado de abastos, pero al no gozar del favor popular fracasó. Esto no lo he conocido, sino que me lo dijo mi madre, porque cuando yo vivía allí ya era cuartel.

También me informó mi madre de la etimología de tan curioso nombre. Se debía a que en ese jardín aguarda la pobre gente hambrienta el socorro alimenticio que le suministraban en el cuartel, en la época más cruda del hambre. Y era tan precario el estado en que se encontraban que estaban infestados de piojos

Yo nací en 1940 y viví algo más de 10 años en el nº 5 de la calle Velarde, que flanquea el jardín, que se veía perfectamente desde los balcones y desde la azotea de mi casa, por lo que fue un lugar de referencia en mi infancia.

Este blog será la crónica de las memorias de la primera década de mi vida. Y no es porque crea mis primeros recuerdos tengan interés para nadie, sino porque serán análogos a los de la gente de, más o menos, mi edad. Y puede que les guste despertarlos, como me ocurrió a mí cuando leí el libro que mi amiga Manola publicó en hermética autoedición que describe la ciudad de Zaragoza en la década comprendida entre 1945 y 1955.

Huelva y Zaragoza son ciudades muy diferentes, lejanas y con escasas comunicaciones entre ellas, pero lo que dice Manola en su libro que vio y vivió en Zaragoza se corresponde muy bien con lo que yo vi y viví en Huelva. Y son cosas que han pasado sin dejar rastro. O si lo dejaron las cosas sobrevenidas con posterioridad lo han borrado completamente.

La historia que contó mi amiga y la que voy a contar yo es una historia con minúsculas, pero puede que sea más verdadera que la "HISTORIA CON MAYÚSCULAS". Que suele ser más falsa que el alma de Judas. Compuesta por fantasías motivadas por intereses políticos circunstanciales. No es raro que sea una sarta de mentiras urdidas para amoldar el coco a la gente. Es evidente que si un hecho motiva historias contradictorias, como ocurre tan frecuentemente, tan solo una sería la verdadera. O a lo mejor ninguna.

Mientras que es "historia con minúsculas" la del libro de mi amiga y tiene muchas más garantías de ser verdadera, porque suele ser verdad lo que dice el autor, ya que lo ha vivido, lo ha sentido, lo ha visto o lo ha creído ver.

Estoy persuadido de que todo el mundo debería dar testimonio de lo visto y vivido para uso de sus congéneres y de sí mismo.

Por ello obro en consecuencia y pienso ir desgranando mis recuerdos en este blog.

¡Va por ustedes!





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